PUBLICADO EL INFORME «COSTE DE OPORTUNIDAD DE LA BRECHA DE GÉNERO EN LA CONCILIACIÓN»

Comparte esta noticia:

El informe “Coste de oportunidad de la brecha de género en la conciliación”, elaborado por AFI y promovido por Repsol para la iniciativa ClosinGap, pone el foco en una realidad que sigue afectando a millones de mujeres en España: la desigual distribución del tiempo dedicado a las tareas del hogar y los cuidados. Esta desigualdad, aunque en parte invisible, genera consecuencias profundas no solo para las mujeres, sino para toda la sociedad y la economía.

Una brecha de tiempo que limita vidas y economías

En España las mujeres dedican una media de 3,2 horas más al día que los hombres a tareas no remuneradas como los cuidados o el trabajo doméstico. Este fenómeno, conocido como “doble jornada”, reduce sus posibilidades de acceso al empleo, su desarrollo profesional, su bienestar y su salud física y mental. El informe calcula que este desequilibrio tiene un coste económico anual de más de 95.000 millones de euros, lo que representa el 6,4% del PIB nacional.

Aunque en los últimos años se han producido avances normativos importantes —como la equiparación de permisos de paternidad y maternidad, la regulación del teletrabajo o la próxima reducción de jornada laboral a 37,5 horas—, los efectos reales sobre la corresponsabilidad en el hogar siguen siendo limitados. Las mujeres continúan asumiendo el 58% del tiempo dedicado a tareas domésticas y el 60% del cuidado de menores y personas dependientes, acumulando más de 21 millones de horas extra diarias respecto a los hombres.

Este reparto desigual también conlleva lo que el informe denomina “pobreza de tiempo”, una forma de exclusión que limita la capacidad de las mujeres para descansar, formarse, participar socialmente o simplemente tener tiempo para sí mismas. Más allá de las horas dedicadas, el estudio subraya la carga mental que muchas mujeres asumen: la gestión diaria de las tareas del hogar, como planificar menús, organizar actividades escolares o cuidar de la salud familiar. Esta carga emocional y organizativa supone una barrera adicional a la igualdad efectiva y no desaparece incluso cuando se comparte la ejecución práctica de las tareas. La conciliación no puede reducirse a una cuestión de horarios o permisos: es un cambio estructural que afecta a la cultura organizativa, a los valores sociales y al tipo de liderazgo que se ejerce desde las empresas, las instituciones y los hogares.

El factor generacional: avances y estancamientos

El análisis intergeneracional muestra que la generación millennial ha mejorado en corresponsabilidad doméstica, especialmente en comparación con la generación boomer. Mientras que los hombres boomers dedicaban un 31% menos de tiempo que las mujeres a las tareas del hogar, entre los millennials esa diferencia se reduce al 4%.

Sin embargo, esta mejora no se traslada al ámbito de los cuidados, donde la brecha entre hombres y mujeres sigue prácticamente sin cambios. Incluso entre las parejas jóvenes, los hombres dedican un 8% menos del tiempo necesario para alcanzar la equidad. Además, el informe evidencia que el nivel educativo, aunque mejora la corresponsabilidad en labores domésticas, no basta para eliminar los estereotipos de género asociados al cuidado.

En zonas rurales, estas desigualdades se intensifican: las mujeres rurales dedican más de 2 horas adicionales diarias a cuidados y tareas del hogar respecto a los hombres.

Un coste económico y social enorme

El tiempo que las mujeres dedican en exceso a cuidados y tareas domésticas tiene un valor económico concreto. Según el informe, 41 millones de horas al día se pierden de su potencial contribución al empleo, la formación o el emprendimiento, lo que repercute directamente en la competitividad del país y en la sostenibilidad del sistema de pensiones.

El 65% del coste económico estimado proviene del ámbito de los cuidados familiares, una dimensión donde la desigualdad está más naturalizada y menos visibilizada.

Propuestas para el cambio

El informe propone un conjunto de medidas concretas para reducir esta brecha y avanzar hacia una conciliación real y corresponsable:

  • Refuerzo de los servicios públicos de cuidados y atención a la dependencia.
  • Campañas de sensibilización que promuevan el reparto equitativo de las responsabilidades domésticas.
  • Mayor flexibilidad laboral, sin penalizaciones en la trayectoria profesional.
  • Sistemas de seguimiento y evaluación del uso de los permisos parentales con enfoque de género.
  • Visibilización y redistribución de la carga mental.

Además, se resalta el papel clave de las empresas como agentes de transformación, que deben impulsar políticas inclusivas, liderazgos corresponsables y entornos de trabajo donde conciliar no suponga renunciar a crecer.

OTRAS NOTICIAS...