El acoso sexual en el trabajo sigue siendo, a día de hoy, una experiencia común para muchas mujeres que han participado en el mercado laboral. Así lo refleja el capítulo 6 de la Encuesta Europea de Violencia de Género 2022, centrado específicamente en el acoso sexual en el entorno laboral.
El estudio se dirige a mujeres de entre 16 y 74 años residentes en España que han trabajado alguna vez a lo largo de su vida, y ofrece una radiografía muy clara de la magnitud y las características de estas conductas.
Casi 3 de cada 10 mujeres han sufrido acoso sexual en el trabajo
Según la encuesta, el 28,4 % de las mujeres que han trabajado alguna vez ha sufrido acoso sexual en el trabajo en algún momento de su vida laboral, lo que supone más de 4,4 millones de mujeres.
Si se atiende a cuándo ocurrió por última vez el acoso:
El 12,1 % lo ha sufrido por última vez en los últimos cinco años.
El 4,6 % lo ha sufrido por última vez en el último año.
Estos datos muestran que no se trata solo de un problema “del pasado”, sino de una realidad plenamente vigente en el entorno laboral actual.
Qué formas adopta el acoso sexual en el trabajo
El capítulo 6 identifica qué tipos de conductas son más frecuentes.
Entre ellas destacan:
Miradas insistentes o lascivas: las ha sufrido el 20,6 % de las mujeres encuestadas.
Bromas indecentes u ofensivas sobre el cuerpo o la vida privada: las ha sufrido el 18,0 %.
Estas cifras recuerdan que el acoso sexual no se limita a conductas extremas y evidentes, sino que muchas veces se manifiesta a través de comportamientos que tienden a normalizarse en determinados entornos laborales: comentarios, chistes, insinuaciones o gestos que generan incomodidad, humillación o miedo, y que pueden afectar de manera directa a la salud y al bienestar de las trabajadoras.
Las más jóvenes, las más expuestas
La encuesta pone de relieve diferencias importantes según la edad. La prevalencia del acoso sexual en el trabajo es claramente más alta entre las mujeres jóvenes:
Entre los 18 y 29 años, el 43,1 % de las mujeres ha sufrido acoso sexual en el trabajo.
Entre los 65 y 74 años, el porcentaje baja al 12,4 %.
La interpretación de estos datos debe tener en cuenta factores como el efecto memoria o los cambios en la percepción y reconocimiento de estas conductas, pero en cualquier caso reflejan con claridad que las mujeres jóvenes se encuentran en una posición de especial vulnerabilidad frente al acoso sexual en el ámbito laboral.
Quién acosa: el peso del compañero de trabajo varón
Otro aspecto relevante del estudio es el análisis del perfil de las personas agresoras. Del total de mujeres que han sufrido acoso sexual en el trabajo alguna vez en su vida laboral:
El 25,1 % ha sufrido acoso sexual en el trabajo por parte de un hombre, frente al 3,1 % por parte de una mujer.
En el conjunto de víctimas de acoso sexual en el trabajo, el 88,5 % lo han sido de un agresor hombre, mientras que el 10,8 % lo han sido de una agresora mujer.
El tipo de agresor más frecuente es el compañero de trabajo varón, con un 13,1 % de mujeres víctimas en relación con esta figura.
Estos datos subrayan el componente de género del acoso sexual en el trabajo y evidencian que, en la gran mayoría de los casos, la conducta procede de hombres del entorno laboral inmediato.
Un problema que se repite y no siempre se denuncia
El estudio también analiza si el acoso se produce una única vez o se repite a lo largo de la vida laboral. Del total de mujeres que han trabajado alguna vez:
El 16,7 % ha sufrido acoso sexual en el trabajo más de una vez.
El 9,8 % lo ha sufrido una única vez.
Considerando solo a las mujeres que han sido víctimas de acoso sexual en el trabajo, el 58,7 % ha sufrido estas conductas en más de una ocasión a lo largo de su trayectoria laboral.
En cuanto a la búsqueda de apoyo, entre las mujeres que han sido acosadas sexualmente en el trabajo en los últimos 12 meses:
El 84,7 % lo ha hablado con alguien y/o lo ha denunciado.
El 61,3 % lo ha comentado con alguien del trabajo.
El 66,2 % con alguien fuera del trabajo.
Sin embargo, solo el 3,2 % ha presentado denuncia ante la policía.
La diferencia entre el porcentaje de mujeres que comparten lo sucedido con su entorno cercano y el de mujeres que acuden a la vía formal de denuncia pone de manifiesto la existencia de barreras (miedo a represalias, dudas sobre la eficacia del procedimiento, sensación de minimización del problema, etc.) que dificultan la activación de mecanismos institucionales.
Por qué importa todo esto para la igualdad en las empresas
Los datos de la Encuesta Europea de Violencia de Género 2022 muestran que el acoso sexual en el trabajo no es un hecho aislado ni excepcional, sino una experiencia que afecta a un número muy significativo de mujeres a lo largo de su vida laboral.
Desde la perspectiva de la igualdad en las organizaciones, esta realidad tiene varias implicaciones:
El acoso sexual vulnera derechos fundamentales como la dignidad, la integridad y la igualdad de trato.
Deteriora el clima laboral, genera entornos hostiles y puede influir en la decisión de abandonar un puesto, cambiar de empleo o renunciar a oportunidades profesionales.
Tiene impacto en la salud física y mental de las trabajadoras, con efectos que pueden prolongarse en el tiempo.
Pone de relieve la necesidad de contar con herramientas específicas de prevención, detección y actuación en el marco de las políticas de igualdad y de prevención de riesgos laborales.
En este contexto, contar con procedimientos claros y conocidos por toda la plantilla es una pieza clave para avanzar hacia entornos de trabajo seguros, respetuosos e igualitarios.
Un recurso útil: el modelo de protocolo frente al acoso sexual y por razón de sexo del Ministerio
En coherencia con la importancia de disponer de instrumentos de prevención y actuación, junto a esta entrada se incorpora, como documento de referencia, el modelo de protocolo frente al acoso sexual y por razón de sexo elaborado por el Ministerio competente en materia de igualdad.
Este modelo ofrece una guía básica para estructurar procedimientos internos frente al acoso sexual en el trabajo, incluyendo definiciones, principios de actuación, canales de comunicación y garantías para las personas implicadas. Su consulta permite comprender mejor cómo se puede articular, desde el plano organizativo, una respuesta adecuada ante este tipo de conductas.

