El Informe Global sobre la Brecha de Género 2025 señala que a pesar de la incertidumbre se progresa.
El Índice Global de Brecha de Género evalúa anualmente el estado actual y la evolución de la paridad de género en cuatro dimensiones clave (subíndices):
- Participación Económica y Oportunidades,
- Logro Educativo,
- Salud y Supervivencia, y
- Empoderamiento Político.
Desde su lanzamiento en 2006, es el índice más antiguo que registra el progreso de los esfuerzos de numerosos países para cerrar estas brechas a lo largo del tiempo.
Ninguna economía ha logrado aún la paridad de género total. Islandia (92,6%) sigue liderando el Índice Global de Brecha de Género, ocupando la primera posición durante 16 años consecutivos, y sigue siendo la única economía que ha cerrado más del 90% su brecha de género desde 2022.
Cada una de las 10 economías mejor clasificadas ha cerrado al menos el 80% de sus brechas de género, siendo las economías europeas las que dominan el top 10, ocupando 8 de estos puestos. Entre ellas, Islandia (92,65, 1º), Finlandia (87,9%, 2º), Noruega (86,3%, 3º) y Suecia (81,7%, 6º) se clasifican entre los 10 primeros puestos en todas las ediciones desde 2006. También se encuentran dentro de este top 10 Reino Unido (83,8%, 4º), la República de Moldavia (81,3%, 7º), Alemania (80,3%, 9º) e Irlanda (80,1%, 10º).
La brecha de género en educación, participación política y económica cerrará en 2025 en 68,8 %, y al actual ritmo de avances se prevén 123 años en alcanzar la igualdad plena (100 %), según este último informe del Foro Económico Mundial
A pesar de que este porcentaje de brecha es solo tres décimas mayor que el del informe del año pasado, se ha logrado mejorar en 11 años el tiempo calculado hacia la igualdad total, que en 2024 se cifraba en 134 años.
En todo el mundo, las economías se enfrentan a una creciente incertidumbre. A pesar de décadas de progreso, los esfuerzos por lograr la paridad de género siguen siendo limitados, lo que supone una carga oculta pero considerable para el crecimiento global, debilita las bases de la resiliencia económica, se refleja en talento infrautilizado, pérdida de productividad, menor innovación y deterioro de la cohesión social.
La participación femenina en la fuerza laboral a nivel mundial aumento hasta el 41,2% en 2024, con avances en sectores notablemente masculinizados, como infraestructuras. Sin embargo, persiste la segregación industrial por género, y las mujeres aún se concentran en sectores con salarios más bajos y centrados en los cuidados de personas, salud y educación.
Un mayor equilibrio entre la representación femenina y masculina en la fuerza laboral en todos los sectores impulsaría la creatividad, la innovación, abordaría la escasez de talento y habilidades y cerraría brechas salariales.
Señalar que entre 2015 y 2025 la proporción de mujeres en la alta dirección aumentó del 25,7% al 28,15%, pero el progreso se ha ralentizado desde 2022.
En muchos sectores los ascensos en puestos de alta dirección superan los ascenso en puestos intermedios, lo que pone en riesgo la sostenibilidad de una cartera de talentos equilibrada.