Riesgos Psicosociales y Perspectiva de Género

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La incorporación de la perspectiva de género en la evaluación de riesgos laborales, especialmente en los riesgos psicosociales, se presenta como una necesidad inminente en el ámbito laboral. Las diferencias de género no solo influyen en las condiciones de trabajo, sino también en la percepción y exposición a diversos factores de riesgo psicosocial. Sin embargo, para avanzar de manera efectiva en esta dirección, es crucial realizar estudios actualizados que aborden estas diferencias de forma exhaustiva y con metodologías específicas.


¿Qué son los riesgos psicosociales?

Los riesgos psicosociales afectan la salud mental y emocional de las personas trabajadoras y pueden ser consecuencia de una organización laboral deficiente, condiciones adversas o relaciones interpersonales conflictivas. Entre estos riesgos se encuentran el estrés laboral, el acoso sexual y por razón de sexo, el síndrome de “burnout” y el conflicto entre las demandas del trabajo y la familia, exacerbado por la falta de medidas de corresponsabilidad.


Para las mujeres, estos riesgos son más intensos debido a la discriminación de género y la segregación ocupacional. Sectores altamente feminizados, como la educación, el cuidado y el servicio doméstico, aumentan la exposición a estos factores psicosociales. Además, la doble carga de responsabilidades laborales y domésticas genera mayores niveles de estrés entre las trabajadoras. Sin embargo, la ausencia de estudios recientes que analicen estos factores desde una perspectiva de género limita la implementación de soluciones efectivas.

Normativa y necesidad de estudios actualizados

En España, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y la Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad Efectiva de Hombres y Mujeres, exigen la inclusión de la perspectiva de género en las políticas de salud laboral. Estas normativas obligan a las empresas y administraciones a considerar las diferencias de género en la evaluación de riesgos psicosociales, reconociendo las desigualdades que existen en el entorno laboral.

Sin embargo, aunque estas leyes son un paso importante, aún carecen de especificidad y de metodologías actualizadas que permitan evaluar los riesgos psicosociales con mayor precisión. Actualmente, no existen límites claros de exposición ni directrices uniformes para la evaluación de estos riesgos, lo que impide aplicar medidas preventivas efectivas. La falta de estudios actualizados que exploren en profundidad cómo afectan estos riesgos de manera diferenciada a hombres y mujeres sigue siendo un obstáculo clave.

A nivel internacional, el Convenio 190 de la OIT sobre violencia y acoso laboral establece un marco que promueve la prevención de estos riesgos, integrando la perspectiva de género. La ratificación de este convenio, junto con la Ley Orgánica 10/2022 de garantía integral de la libertad sexual, subraya la importancia de adoptar medidas proactivas en la prevención del acoso y la violencia de género. Sin embargo, la eficacia de estas medidas dependerá de la calidad y actualidad de los estudios que las respalden.

Diferencias de género en la exposición a riesgos psicosociales

Numerosos estudios han señalado que las mujeres experimentan una mayor prevalencia de problemas de salud vinculados a los riesgos psicosociales, como el cansancio crónico, la ansiedad y el insomnio. Sin embargo, muchos de estos estudios se basan en datos desactualizados o en enfoques que no contemplan las realidades cambiantes del mercado laboral ni las nuevas dinámicas sociales.
El acoso sexual y por razón de sexo también afecta predominantemente a las mujeres. Según la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, el 90% de las víctimas de acoso sexual en el trabajo son mujeres.

Servicios de prevención y la importancia de nuevos estudios

Los servicios de prevención de riesgos laborales desempeñan un papel esencial en la identificación y gestión de los riesgos psicosociales desde una perspectiva de género. Sin embargo, para que su labor sea efectiva, es fundamental contar con investigaciones actualizadas que proporcionen datos precisos y útiles sobre cómo afectan estos riesgos a las mujeres en distintos sectores y situaciones laborales. Algunas de las principales acciones a tener en cuenta son:

1.Evaluación de riesgos con enfoque de género: Es indispensable desarrollar herramientas y estudios que analicen las diferencias entre hombres y mujeres en la exposición a riesgos psicosociales.
2.Participación de las trabajadoras: Nuevos estudios deben enfocarse en cómo las mujeres perciben los riesgos psicosociales y en qué medida sus experiencias se ven reflejadas en los procesos de evaluación y prevención.
3.Capacitación con perspectiva de género: Es fundamental que las personas encargadas de la prevención de riesgos reciban formación basada en estudios recientes que aborden los riesgos psicosociales y de género en el entorno laboral.
4.Desarrollo de protocolos y buenas prácticas: Los protocolos para prevenir el acoso sexual y gestionar el estrés deben estar respaldados por estudios que reflejen la realidad actual de los riesgos psicosociales con un enfoque de género.


Conclusión

La inclusión de la perspectiva de género en la evaluación y gestión de los riesgos psicosociales es crucial para garantizar un entorno laboral saludable. No obstante, la efectividad de estas medidas depende de la realización de estudios actualizados que permitan comprender con mayor precisión las diferencias de género en la percepción y exposición a estos riesgos. Contar con datos recientes y rigurosos no solo mejorará el bienestar de las trabajadoras, sino que también permitirá implementar políticas más efectivas y contribuirá al aumento de la productividad y la cohesión en el ámbito laboral. Es momento de promover investigaciones que reflejen las realidades actuales y que guíen hacia entornos laborales más seguros e igualitarios.

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