“Impulsando la Equidad de Género en la Era de la Inteligencia Artificial: Desafíos y Soluciones”

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Los algoritmos de inteligencia artificial (IA) están impregnados de sesgos de género que afectan negativamente a las mujeres en el ámbito laboral y económico. En el año 2021, se observó que el 80% de los recién graduados en doctorados relacionados con la IA eran hombres, evidenciando una clara desigualdad de género en este campo. A pesar de que la IA está revolucionando diversos aspectos de nuestra sociedad, como la economía, la salud, el empleo y las relaciones sociales, los algoritmos que la sustentan no están exentos de los sesgos presentes en la sociedad, incluidos los de género. La regulación de estas nuevas tecnologías, especialmente la IA generativa, es aún insuficiente.

La solución no solo radica en corregir los sesgos de género en los algoritmos, sino en desarrollar tecnología que sea inclusiva y representativa de toda la sociedad. Ejemplo de ello es la evolución de ChatGPT, que ha sido ajustado para promover la igualdad de género y evitar estereotipos y discriminación, reflejando un avance hacia la justicia algorítmica.

El origen de los sesgos machistas en la IA radica en su entrenamiento con datos previamente generados por humanos, que suelen ser sesgados hacia los hombres. Idoia Salazar, presidenta del Observatorio del Impacto Ético y Social de la IA (OdiseIA), explica que si se entrena a la IA con más datos de hombres que de mujeres, el sistema asumirá erróneamente que los hombres son mejores candidatos para ciertos puestos de trabajo. Este problema subyace en la calidad de los datos proporcionados para el aprendizaje de la IA, lo que refleja una necesidad crítica de asegurar que los datos sean representativos de toda la sociedad.

En un mundo cada vez más influenciado por la inteligencia artificial (IA), emerge un desafío crucial: la prevalencia de sesgos de género en los algoritmos, que impactan negativamente en las mujeres en ámbitos laborales y económicos.  

A pesar de estos desafíos, existen iniciativas como Blindstairs, que utilizan la IA para combatir los sesgos en la selección de personal, y Themis, un software que promueve el uso de un lenguaje inclusivo. Estos ejemplos demuestran el potencial de la tecnología para avanzar hacia una sociedad más igualitaria y diversa, aunque todavía queda un largo camino por recorrer para integrar plenamente la perspectiva de género en el desarrollo tecnológico

La IA, aunque omnipresente, no es infalible ni perfecta. Los sesgos de género, así como los raciales, han sido una preocupación constante para organismos como las Naciones Unidas y la Unión Europea, que trabajan para prevenir las consecuencias negativas de estos sesgos para la ciudadanía, especialmente para las mujeres y grupos vulnerables.

La ONU también a alertado sobre la exclusión de las mujeres en el desarrollo de la IA, señalando la escasez de mujeres programadoras, la persistencia de sesgos de género en los datos y una perspectiva de neutralidad científica que no cuestiona estos sesgos. Frente a estos retos, se está desarrollando una “línea de justicia algorítmica” para crear algoritmos que mitiguen los patrones de discriminación en los datos. 

Se están realizando esfuerzos regulatorios y se implementan mecanismos para corregir errores y sesgos en la IA, pero surge la pregunta: ¿Puede la inteligencia artificial ser una aliada en la búsqueda de la igualdad de género? ¿Es posible desarrollar algoritmos feministas?

Estos avances representan pasos significativos hacia la integración de la equidad de género en la inteligencia artificial, aunque aún queda mucho por hacer para que la perspectiva de género sea una parte integral del desarrollo tecnológico.

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