Los riesgos psicosociales necesitan abordarse con perspectiva de género, y entre estos riesgos es preciso tener en cuenta, en el actual contexto socioeconómico, el conflicto trabajo-familia o doble presencia. El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo publica dos notas técnicas de prevención a tal efecto.
La interacción entre el trabajo remunerado y el trabajo doméstico-familiar (interfaz trabajo-familia) a menudo no se ha estudiado desde la prevención de riesgos laborales por considerar que el espacio laboral y el doméstico-familiar son ámbitos estancos y separados. Sin embargo, las responsabilidades, demandas y tiempos que requieren ambos ámbitos funcionan como vasos comunicantes que se interfieren mutuamente.
Cuestiones relativas a la organización del trabajo como la intensificación de las cargas de trabajo, la prolongación de las jornadas laborales, los cambios de días y horas de trabajo con preavisos cortos o las jornadas que coinciden con horarios de cuidado a personas dependientes, unidas a unos insuficientes servicios públicos para el cuidado de personas dependientes dificultan enormemente la conciliación de la vida familiar y laboral. Así, las responsabilidades laborales y familiares a menudo se obstaculizan mutuamente, generando un conflicto entre el trabajo remunerado y el trabajo doméstico y de cuidados a la familia, que puede originar problemas de salud. Por ello, esta realidad debe tenerse en cuenta en la prevención de riesgos laborales, concretamente en la gestión preventiva del riesgo psicosocial.
Además, es importante que la actuación preventiva considere la división sexual de los trabajos como determinante de una exposición desigual entre hombres y mujeres al conflicto trabajo y familia, ya que la organización y ejecución del trabajo doméstico y de cuidado familiar recaen fundamentalmente sobre las mujeres.
En la exposición desigual al conflicto trabajo-familia también influye el nivel de cualificación, el tipo de puesto de trabajo que se ocupa y la edad, dado que el trabajo de cuidado de personas dependientes está muy condicionado por el nivel de ingresos (recursos económicos), así como por el momento del ciclo vital (con más o menos carga de cuidado de personas dependientes, sean menores o mayores).
En cualquier caso, el género es un factor determinante en la exposición del conflicto trabajo-familia, dado que, aunque cada vez son más comunes los hogares en los que ambos miembros de la pareja trabajan de forma remunerada, las mujeres siguen asumiendo mayoritariamente la responsabilidad de la planificación y ejecución del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.
El objetivo de esta Nota Técnica de Prevención (NTP 1.185) es clarificar cómo el conflicto trabajo-familia o doble presencia actúa como riesgo psicosocial desde el ámbito laboral. En esta NTP se presenta el marco conceptual y la evidencia científica que alerta sobre sus consecuencias para la salud de las personas expuestas. En la NTP 1.186, se abordan aspectos relacionados con la evaluación de la exposición al conflicto trabajo-familia y la intervención preventiva.